Considerado el tercer monumento más importante en relación a las visitas que recibe cada año, después de Notre Dame y de la Basílica del Sagrado Corazón, la Torre Eiffel es sin lugar a dudas el símbolo de la capital de Francia.
Originalmente la torre tenía una altura de 312 metros que fueron incrementarse con la instalación de antenas de radio siendo hoy de 324 metros y representando el punto más alto de París.
Su construcción no estuvo lejos de las discusiones y controversias, ya que en la época en que se presentó el proyecto para su construcción, como monumento conmemorativo del centenario de la Revolución Francesa, no fue aceptada por los ciudadanos parisinos.
Construcción provisional
Gustavo Eiffel, creador de este monumento y un adelantado para su época, nació en 1832 en Dijon, Francia. Ingeniero químico de profesión se dedicó a aplicar novedosas técnicas y soluciones en la construcción de grandes obras públicas.
Eiffel trabajó para una empresa de equipos de ferrocarriles franceses hasta que logró fundar su propia empresa y alcanzar de forma vertiginosa un gran prestigio, precisamente por su forma de aplicar el hierro a grandes estructuras y construcciones.
Antes de la construcción de la Torre Eiffel su obra de mayor importancia la realizó en 1877 construyendo el puente sobre el río Duero que une las localidades de Porto y Gaia, en Portugal, a pesar que sería mundialmente conocido por su controvertida “Torre”. Fallecido en 1923 sus restos descansan en la localidad de Levallois-Perret.
A pesar de todos los contratiempos y discusiones el monumento creado por Eiffel fue levantado e inaugurado el 31 de agosto de 1889 luego de 3 años de obras y acaloradas polémicas públicas.
Debido a que los parisinos no gustaban del monumento se fijó como fecha tope para desarmar la obra el año 1900, luego de concluir la Exposición Universal que tendría lugar en la ciudad.
Al llegar la fecha máxima todo parecía indicar que la torre Eiffel desaparecería, sin embargo y gracias a la armada francesa eso no ocurrió, ya que luego que el ejercito hizo varias pruebas con diversos equipos de transmisiones se llegó a la conclusión que la torre sería el lugar ideal para instalar antenas y equipos de radio, deteniendo así los proyectos de destruirla.
Hoy la Torre Eiffel es visitada por todo aquel que llega a París ya que forma parte de todos los itinerarios turísticos.
Subir a la Torre Eiffel
Existen diferentes modalidades para ascender hasta lo más alto de la torre. Una de ellas es utilizando el ascensor, sin lugar a dudas la forma más práctica y confortable, a pesar que también puede realizarse el ascenso andando, la manera más económica pero solo ideal para aquellos con alma deportiva
Puede subirse en ascensor hasta la segunda planta situada a 115 metros de altura y de allí los que lo desean pueden seguir subiendo con solo tomar el ascensor que continua el trayecto y llega a los 276 metros de altura, existiendo aún unos cuantos metros más hasta la cumbre misma pero ese tramo se encuentra vedado al público.
Tanto desde la segunda planta como desde la última se obtienen vistas maravillosas de París y sus alrededores, con tarifas diferentes dependiendo si se desea realizar todo el trayecto o solo la mitad. (Ver tarifas al final del artículo)
Comer en la Torre Eiffel
Existen dos restaurantes que funcionan en la Torre Eiffel uno de ellos es el Altitude 95, y el Jules Verne, un establecimiento lujo y con un costo elevado además de ser poseedor de una estrella en la Guía Michelín.
El restaurante Altitude 95, dispone de una capacidad para doscientas personas, con fantásticas vistas al Sena y al Trocadero.
Por su parte el restaurante Jules Verne, uno de los mejores y más lujosos de París y de Francia, para acceder a él es necesario utilizar un ascensor privado.
Curiosidades
Asimismo, la Torre Eiffel es un espectáculo maravilloso también por la noche ya que posee una iluminación espectacular que permite divisarla desde unos 80 kilómetros de distancia, con efectos especiales y muy brillantes producto de una programación que hace que se enciendas más luces brillantes durante los diez primeros minutos de cada hora hasta llegar a las 2 de la madrugada. Un efecto logrado con miles de bombillas centellantes que le otorgan al monumento un aire mágico e incomparable.
Las salas de máquinas que sirven para controlar los ascensores, el bunker construido durante la Segunda Guerra Mundial y la “galería técnica” ubicada en el primer piso, son los denominados “secretos de la Torre Eiffel” y que hace unos años han salido a la luz.
Estas áreas pueden visitarse pero solo con una visita guiada y previamente autorizada, algo que por supuesto hace que la visita tenga un coste superior al común a pesar que para muchos puede resultar interesante ya que es posible conocer detalles y curiosidades sobre la historia de este monumento.