Considerada una de las mejores obras del período de la arquitectura gótica la Sainte Chapelle, también conocida como la Capilla Real de la Île de la Cité, este magnífico templo se levanta en pleno centro de la ciudad de París.
Construida con el fin de albergar las reliquias adquiridas por rey Luis IX, su larga historia comienza en el año 1241 cuando llegaron a Francia, desde Constantinopla y Siria, la corona de espinas, una parte de la cruz, el hierro de la lanza, esponja y otra serie de reliquias vinculadas a la Pasión de Jesucristo.
Recibidas en persona por el rey, las sagradas reliquias fueron depositadas de forma provisoria en la Capilla de San Nicolás, hasta tanto se edificara una capilla que fuera digna de tan importante tesoro, iniciándose así la construcción de la Sainte Chapelle en 1241 que sería consagrada varios años después en 1248.
Construida en un corto período de tiempo, se atribuye el proyecto a Pierre de Montreuil, ya que no existen documentos al respecto, siendo su diseño en estilo gótico y construida dentro del mismo palacio en la Isla de la Cité.
Se destacan en esta magnífica obra sus dos capillas, la inferior destinada al personal de palacio y la superior donde se colocaron las reliquias y solo podían ingresar el rey y algunos allegados, siendo la única forma de acceder a ella utilizando las galerías superiores del palacio, detalle que fue modificado posteriormente construyendo una escalera de caracol.
Durante la Revolución la Sainte Chapelle sufrió importantes destrozos, sin embargo las famosas reliquias contenidas por varias vidrieras pudieron mantenerse a salvo debido a que fueron cubiertas y preservadas.
En 1837 se comienza su restauración, un trabajo llevado a cabo por Felix Duban, Jean Baptiste Lassus y Emile Boeswillwald, bajo la supervisión de Viollet-le-Duc, el mismo que realizara la restauración de la catedral de Notre Dame. Debido a estos trabajos los enormes vitrales de la capilla alta, que habían sido destruidos, fueron reemplazados y solo dos tercios son los originales.
La capilla superior de la Sainte Chapelle se destaca por estar suntuosamente decorada, formada por enormes vidrieras que en el número de quince inunda el lugar de luz y color ocupando casi todo el espacio. En el lugar también pueden verse varias esculturas y el trabajo increíble realizado en las paredes con más de mil escenas que narran la historia de la humanidad hasta la Resurrección de Cristo.
Por su parte, la capilla inferior se destaca por su estilo modesto presidido por la estatua de la Virgen, patrona del santuario y con una decoración donde predominan los colores rojo y azul, conservándose aún hoy en el ábside de la izquierda un fresco que representa La Anunciación que data del siglo XIII.
Considerada por los expertos como una de las obras cumbres de la arquitectura gótica, su diseño y construcción a base de vidrieras fascina a los visitantes.
A pesar de haber sido construida como el relicario que guardaría los tesoros de la Pasión de Jesucristo, en la actualidad dichas reliquias no se encuentran allí, sino que aquellas que sobrevivieron a la Revolución fueron depositadas en el Tesoro de la Catedral de Notre Dame.
La decoración de la Sainte Chapelle se completa con dos tipos de columnas bien diferenciadas. En la capilla baja son azules y decoradas con flores de lis, símbolo que representa la realeza francesa y rojas con castillos de oro, símbolo de Castilla, ya que Luís IX era hijo de Blanca de Castilla.
Una verdadera obra de arte que vale la pena conocer tanto por su historia como por su elegancia y belleza.