La historia de Francia se relaciona estrechamente con cada uno de sus monumentos que de una u otra forman fueron los mudos testigos de importantes acontecimientos.
La muerte de Luis XVI y de su esposa la reina María Antonietamarcó el fin de su reinado y el comienzo de una nueva época en Francia.
Así, el rey es ejecutado en 1793 y ese mismo año María Antonieta es puesta a disposición del Tribunal Revolucionario y unos meses después llevada a la famosa prisión de la Conciergerie, un sitio que hoy es posible visitar para conocer, entre otras cosas, el pequeño sitio donde pasó la reina sus últimos meses de vida.
Fijado el día de su ejecución, la misma tuvo lugar el 16 de octubre de 1793, fecha en que pasaría a la historia este personaje tan polémico de la historia de Francia como fue María Antonieta, la reina guillotinada.
Al terminarla Revolución y con la restauración de la monarquía en Francia, el rey XVIII en su deseo de reavivar el recuerdo de la familia real decidió hacer construir un monumento conmemorativo.
Fue así que comenzó la construcción de la que luego sería conocida como la Capilla Expiatoria (Chapelle Expiatoire), dentro de lo que en la época era el cementerio de la Madeleine.
Las obras, que estuvieron a cargo del arquitecto Pierre-François Léonard Fontaine, comenzaron durante el año 1815 pero recién estaría concluida la capilla en 1826. En su interior pueden apreciarse dos esculturas hechas de mármol blanco que representan a los monarcas y bajo la cripta se levanta un altar de mármol color negro que indica el lugar donde fueron hallados los cuerpos de los reyes.
La Capilla Expiatoria tuvo en el pasado un importante papel, sobre todo como reafirmación de la monarquía, siendo conocido como el monumento más notable de París en su época.
Un monumento funerario que fue diseñado como una necrópolis grecorromana, se destaca en él la distribución que extiende su espacio en cruz griega, presentando tres brazos que terminan en un ábside. En el centro del edificio puede apreciarse una cúpula decorada con rosetones que se encuentran dentro de cuadros.
Se destacan en el diseño la simplicidad de la planta y una luz especialmente dirigida desde la cúpula hacia las dos esculturas de mármol que representan a los reyes franceses, obra de los artistas Bosio y Cortot, siendo consideradas como de las mejores realizaciones de la escultura representando la Escuela francesa del siglo XIX.
En la actualidad es un monumento histórico de innegable belleza sobre todo por su simpleza y que lleva a completar la vida y muerte de ambos monarcas tan cuestionados en su tiempo.
En el lugar se encuentra también el parque público Luís XVI que data del 1862, con un especial diseño y envuelto en el halo de leyendas de su trágica historia.